15 cosas que a tu hijo adolescente le encantaría que supieras
1. Respétame. Yo soy mi propia persona, no sólo tu hijo. Puede que a veces tenga opiniones diferentes de las tuyas. Otras veces tendré ganas, simplemente, de ser tu niño. Respétame de las dos formas.
2. Sigo queriendo divertirme contigo y sentir que en casa estoy seguro y feliz. Así que sonríe.
3. Necesito tomar algunas decisiones por mí mismo, y quizás también cometer mis errores. No hagas mi trabajo ni me saques de todos los apuros. No tienes por qué ser mejor que yo en todo. No seas condescendiente; no tienes por qué impartirme tu sabiduría y experiencia cada vez que tenga un problema. Por favor, deja que yo te pida ayuda. Si no te la pido, quizás quiero solucionarlo por mí mismo. Déjame que despotrique y no me des consejos. A veces, es justo lo que necesito, soltarlo todo y que tú me escuches.
4. A veces, estaré de mal humor y frustrado. Deja que ocurra (pero no permitas que sea maleducado contigo; eso nunca está bien). Quizás sea sólo un estado de ánimo o algo pasajero para lo que todavía no estoy preparado. Si no te pones a hacer cosas a mi alrededor y no me interrumpes o intentas resolverlo a la primera, quizás me sienta lo suficientemente cómodo para contarte las cosas.
5. Confía en que haré mi trabajo. Si no, puedes ayudarme a gestionar el tiempo, pero no pienses que no puedo hacerlo si no te he dado motivos para ello. No des por hecho que no puedo ocuparme de mis cosas sólo por mi edad. Cree en mí.
6. Está muy bien cuando me pides que te cuente lo que estoy aprendiendo o que te explique en lo que soy bueno. No tienes que ser un genio en la programación de ordenadores para que te pueda enseñar algunas cosas chulas, por ejemplo. Dime si te parece bien, y puedo enseñarte estas cosas desde el principio.
7. No me gusta el teatro, y me sorprende lo mucho que te gusta a ti. ¿Te parece mal tener a este alien lunático en tu casa?
8. Si no te gustan mis amigos, parece que no confías en mi criterio o que crees que soy un estúpido en mis elecciones. O las dos cosas. Pregúntame qué me gusta de ellos, qué cosas nos gusta hacer juntos o quién es el último amigo que he hecho. Abre más tu mente. Si, aun así, consideras que mis amigos son una mala influencia, te necesito a mi lado mucho más.
9. A veces me siento completamente abrumado y necesito evadirme un rato. No me estoy convirtiendo en un gusano y no me quedaré en mi habitación mirando una pantalla durante el resto de mi vida. Quizás sólo el resto de la tarde.
10. Discutiré contigo a cada paso que me obligues a dar y que vaya en contra de mis intereses: hacer ejercicio, hacer los deberes, escribir una nota de agradecimiento, tocar el piano, pedir perdón a mi hermana, ducharme, ponerme desodorante... tantas y tantas cosas. Aun así, creo que me tienes que obligar a hacerlo. Sé que me sentiré mejor si sudo y me ducho a diario, si estudio y mañana demuestro que estoy preparado, y esto y lo otro. ¡Lo sé! Pero, por favor, no me agobies. Quizás no soy capaz de hacer directamente lo que debería. Necesito que me lo recuerdes, aunque me queje. Tú sigue recordándome las cosas.
11. Explícame los motivos de tus críticas y castigos. Me da miedo si no entiendo algo que ha hecho que te enfades mucho conmigo. A veces, más que una regañina, lo que necesito es un abrazo o un achuchón. Sobre todo cuando parezco más un puercoespín que un cachorrito.
12. Necesito tener mis propias bromas con mis amigos sin explicártelas. Es así como conectamos. No tienes por qué involucrarte en cada aspecto de mi vida para que yo te siga queriendo y necesitando.
13. Si mi vida social te parece excesiva, quizás tienes que obligarme a tomarme unas pequeñas vacaciones. No obstante, la mayoría de las veces, lo que necesito es reflexionar sobre cómo equilibrar la vida online y la vida real. Ahora tengo la oportunidad de aprenderlo, con tu ayuda. Si me limito a bajar las persianas y a encerrarme en casa sin internet, no podré aprender a edificar una vida normal a través de tus consejos. Tómatelo con calma y deja que te explique lo que ocurre. Habla las cosas conmigo. Pregúntame más y dime menos.
14. Quizás te apetece pasar el rato conmigo, sobre todo si te sientes estresado. Podemos ir al parque o tomar un helado. No está nada mal eso de hacer algo juntos de vez en cuando sin discutir ni tratar de resolver nada.
15. Me gusta que pienses que soy divertido. O interesante. O genial. De hecho, me preocupa lo que pienses de mí. Por favor, dime algo específico de mí que te guste, porque, a veces, yo no soy capaz de encontrarlo por mí mismo. Seguro que pongo los ojos en blanco, pero tus palabras y tu criterio me importan, y lo tendré en cuenta: lo bueno y lo malo. Lo guardaré como un tesoro, aunque pierda las llaves, la cartera y la identificación. Lo cual probablemente pase. Más de una vez. Lo siento.
Y hay otra cosa superimportante que deberías saber: el hecho de que mis opiniones sobre esto o sobre cualquier cosa cambien mañana mismo no significa que no las defienda hoy intensamente. Recuerda que te quiero. Y recuérdame que tú también me sigues queriendo.
Traducción de Marina Velasco Serrano
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